Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hepatitis, es un reto de salud mundial. Las hepatitis víricas causaron 1.34 millones de muertes en 2015, comparable a la tuberculosis y mucho mayor que el VIH o la malaria. A pesar de su importancia, las hepatitis víricas han sido ignoradas, como algo prioritario en términos de salud y desarrollo hasta hace apenas unos años. Pero gracias a la resolución de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030, la enfermedad pasó a tener la importancia que merecía y se decretó una estrategia global para su eliminación. Según la OMS, se pretende para el 2030 lograr: 90% de las personas diagnosticadas, 80% tratadas y reducir la mortalidad en un 65%. Es por esto, que se consideró de vital importancia en nuestra región centroamericana, crear un foro de expertos en el abordaje de la infección crónica por hepatitis C y por lo tanto traducirlos en posibles estrategias de erradicación, permitiéndonos incidir y debatir en la importancia que tiene, tanto para los pacientes como para el sistema sanitario. Una vez que el acceso universal al tratamiento en nuestros países es una realidad, hay que priorizar la identificación de pacientes no diagnosticados, ya que “existe un elevado número de personas que desconocen estar infectados y permanecen sin diagnosticar hasta que presentan síntomas graves”. Por lo tanto, se estima que los procesos de cribado a gran escala son imprescindibles para que la hepatitis C pase a ser una enfermedad prioritaria y podamos eliminarla, sobre todo en países como los nuestros, en donde no se cuenta con un registro real de la prevalencia de la enfermedad.